Bajo la Lupa
viernes, marzo 30, 2007
Y yo?

Llevo días sentada frente al monitor escribiendo frases que ni yo entiendo y párrafos que nunca se completan. Después, borro todo de golpe porque aunque mi mente esta llena de ideas, pensamientos y temas siento que al final no expresan lo que en realidad quiero y siento. Tal vez una necesidad inmensa de gritar, de cantar, de bailar y a final de cuentas algunas veces termino por llorar y tener esa sensación de correr lejos a donde nadie sepa de mi.
Eso me recuerda una fantasía que tenía a inicio de mis veintes en donde, imaginaba dejar todo y hacer una nueva vida, siendo una persona diferente y empezando de cero y no es porque a mis veintes tuviera graves problemas, sino que me sentía sola a pesar de la compañía y muchas veces me veía en medio de todos, mientras ellos hablaban de sus vidas, poniéndome de pie y saliendo por la puerta sin mirar hacia atrás, sin decir adiós. Hoy en día, ni siquiera intento imaginarlo de nuevo, pues a diferencia de hace 10 años, hay algo muy fuerte y valioso sosteniendo mi mano.
Es cruel la rutina, de pronto nos hace sentir seguros pero después termina por hacernos creer que nos estamos volviendo locos. Tantos papeles por cumplir, tantas cosas por hacer y arreglar que al final del día nos sentimos insatisfechos de haberlo hecho bien y para colmo te vas dejando a ti mismo de lado que al paso de los días te miras al espejo y ves una arruga más, varios kilos de más sin haberlo notado antes. De pronto descubres tu primera cana y en menos de un mes, ves que ya tiene compañía con varias más. Y no es que la vanidad salga a luz o que crea que los años pesen, pero si empiezas a cuestionarte si todo lo que has hecho ha valido la pena. Será en realidad la rutina, alguna crisis común a mi edad o que de pronto no termino por ubicar, entre todo lo que soy, donde quedo realmente yo.
Etiquetas: Vida Diaria
domingo, marzo 25, 2007
Libertad y prisión.

A veces me veo cayendo de lo alto, con mis brazos estirados como si fuera a volar, llegando en cámara lenta al agua y como si mi cuerpo la rompiera al estrellarse, sumergirme en ella por completo. Una vez dentro, muevo mis manos y mis pies como si fuera una sirena en lo profundo… libre, sin límites; pero al abrir los ojos pierdo el control al no sentir mis pies tocando el fondo y mi respiración se corta creyendo hundirme. Mi libertad se convierte en miedo.
No se nadar, nunca aprendí y de ello culpo a un viejo recuerdo de mi infancia cuando apenas tenía unos tres años de edad. Permanecía sentada junto a mi mama en una banca cercana a la piscina en la que mis hermanos tomaban sus clases de natación y los veía caer del trampolín. Cada vez que mi hermano David se lanzaba salía del agua llorando desconsoladamente hacia donde estábamos nosotras y se agarraba de la falda de mi madre implorando que no lo metieran más al agua, uno de los maestros venía por el y se lo llevaba de nuevo, prácticamente a la fuerza. Alguna vez alguien que cree en las vidas pasadas, me dijo que lo más seguro es que morí ahogada en otra vida. Lo cierto es que hoy en día, David disfruta lanzándose de la plataforma de 10 metros y yo no me convenzo de que realmente haya vidas pasadas a las cuales culpar de nuestros miedos actuales.
Lo irónico de todo, es que disfruto estar en el agua, claro, siempre y cuando mis pies estén bien plantados en el fondo, sin embargo las pocas veces que he intentado aprender a nadar el temor me invade de nuevo, el aire me falta y mi mente solo me dice “¡no puedo, no puedo!”
Curiosamente soy de las personas que no se rinden fácilmente, que luchan por las cosas y no descanso hasta conseguirlas pero esto es algo que va más allá de mis fuerzas y que aunque deseo luchar contra el miedo, simplemente me siento incapaz, impotente, como una prisión dentro de mi misma.
Y envidio esa libertad que siento en mi sueño, quisiera dejarme caer, romper el agua y no despertar sintiendo que me hundo. Desearía abrir mis ojos y realmente verme nadando sabiendo que no es un sueño que termina siendo pesadilla.
Etiquetas: Memorias
jueves, marzo 22, 2007
Il Divo

Podrán decir muchos que no dejan de ser un grupo pop con tintes operísticos sin alcanzar realmente a los grandes divos de la música pero lo cierto, es que a muchos no nos interesan esas clases de criticas que pretenden ser tan cultas en el mundo de la música cuando es obvio que hay talento y que jóvenes como ellos cuentan con voces privilegiadas, que tal vez aun no alcanzan las de Pavarotti, Carreras o Plácido Domingo, pero que muchos cantantes que tienen éxito en la actualidad quisieran poseer.
La noche del lunes tuve la oportunidad de disfrutar de ese talento en vivo y durante la velada musical me fui transportando a momentos vividos o imaginados a través de su música. En más de una ocasión, me quité los zapatos para sentir el retumbar de la música y sus voces haciendo vibrar el suelo, sintiéndolo como si fueran los latidos del corazón. Si alguna vez tienen la oportunidad de hacer esto, inténtenlo, disfrutarán una parte del concierto de una manera diferente.
No importaba si cantaban en español, ingles, italiano o francés, la música no tiene idioma y eso todos lo sabíamos mientras aplaudíamos cada una de sus interpretaciones. Unas canciones me emocionaban mas que otras pero el momento cumbre para mi llegó casi al final del espectáculo, cuando interpretaron “A mi manera”. Me conmoví hasta las lágrimas, me hizo pensar en cosas que tal vez serán tema para otra ocasión. Al salir de ahí emocionada me di cuenta de algo, y eso es que de pronto te das cuenta que has dejado de ser tan joven, cuando un concierto te emociona por la música e interpretaciones mientras que a tu sobrina de 15 años le emociona el hecho de que uno de los integrantes le haya besado la mano, como le sucedió a la mía. Emociones diferentes, pero muy válidas ambas.
Etiquetas: Música, Vida Diaria
lunes, marzo 19, 2007
Arte en Medio de la Sierra Huasteca

Así le pasó a Sir Edward James, un escosés acaudalado que solía rodearse de intelectuales y millonarios y que encontró, en un pequeño pueblo de la huasteca potosina, un paraíso en donde desarrollar su imaginación.
Al día siguiente de nuestra llegada a Valles nos encaminamos a Xilitla, un pequeño pueblo anclado en lo alto de la sierra en donde sus angostas, empinadas y muy transitadas calles hacen que parezca imposible encontrar una salida. La distancia entre Valles y Xilitla pronosticaba una hora de camino pero en realidad fue un poco más largo, sin embargo fue muy agradable abrir las ventanas y descubrir como cada pueblo por el que pasábamos tenía su aroma especial, algunos con olor a gardenia o flores desconocidas, otros a dulce e incluso algunos a hojas quemadas. De niña cuando viajaba con mi familia recuerdo que no solía prestarle atención al camino pero ahora he aprendido a disfrutar el paisaje, a observar a la gente parada a la orilla de la carretera tratando de vender algo o esos pequeños comercios hechos como tejaban ofreciendo comida o hasta nieves exóticas. He aprendido a notar que cuando de pronto cambia la vegetación del lugar es porque hemos llegado a un lugar nuevo, así que en cuanto comencé a ver verde y frondoso a mi alrededor, árboles altos y a respirar un aire más húmedo sabía que estábamos cerca.

Es un sitio verdaderamente extraño y en donde cada paso que das no haces mas que preguntarte que tenía en la mente este hombre y el porque de su manera de diseñar tan peculiar castillo, pero no hay respuesta, solo el hecho de que era un artista y en los artistas el punto de locura es tal la mayoría de las veces, que no existe explicación razonable para sus obras.
Cuando terminamos de subir y bajar escaleras, nos dirigimos a las pozas, ahí me senté en la orilla y mojé mis pies en el agua fría hasta llegar a un punto en que ya no los sentía, pero no importaba, me agradaba esa sensación y sentir la quietud de estar rodeada solo por la pared de esa montaña.
Más sobre Xilitla y Sir Edward James:
http://www.mexicodesconocido.com/espanol/cultura_y_sociedad/personajes/detalle.cfm?idcat=3&idsec=20&idsub=0&idpag=4198
Etiquetas: Memorias
martes, marzo 13, 2007
Es realmente la toronja amarga?

Al principio era yo la que se asombraba al ver que los demás le ponían azúcar, creía que ellos eran los que tenían gustos extraños y al ver que la mayoría acostumbraba endulzar la toronja comprendí que era yo la que hacía las cosas de manera diferente.
Es como el viejo chiste del borracho que va en sentido contrario y de pronto escucha en la radio que alertan sobre un sujeto manejando en contra en la calle por donde él va y el solo exclama: “Uno?? Todos!!!”
Cuantas veces no nos sucede esto? Caminamos en dirección diferente a la mayoría de la gente y eso no significa que estemos mal o que seamos raros sino solo que diferimos en gustos, ideas o tácticas de vida. Pero también, cuantas veces callamos lo que pensamos o en lo que creemos por temor a ser juzgados o a no encajar en un grupo, sin embargo con los años me he dado cuenta que la diferencia de opiniones, culturas y maneras de ser es lo que enriquecen a un grupo de amigos.
No podemos esperar a que los demás sientan o piensen como nosotros porque al principio solo compartiríamos ideas pero después dejaríamos de aprender, es como yo de niña, nunca pensé en la toronja como algo amargo sino en una fruta con sabor diferente y tal vez 25 años después, algo tan simple como una toronja me haga pensar que no todo lo que es amargo para unos lo es para todos.
Etiquetas: Reflexiones
sábado, marzo 10, 2007
Desconectada

Tal vez mi computadora en un momento de histeria por creer que no la dejo en paz aprovecho que la mande a dormir un rato para no querer despertar más.
Se rebeló, tal vez abuse tanto de sus generosidades que decidió darse por vencida y fue cuando para mi llegó el caos…o algo similar.
Quizá fue, que el domingo puse música de Julio Iglesias o que se haya deprimido cuando escucho el tema “Soy Rebelde” de Jeannette y habrá pensado que se me zafó algún tornillo y no estuvo de acuerdo con semejantes gustos.
Tal vez, solo fueron celos, creyó que activando de nuevo mi sistema de televisión por satélite la cambiaría en mis ratos libres o que con toda mi nueva colección de discos de karaoke, me dedicaría a practicar mi canto en los ratos libres para estar lista para el próximo diciembre.
Ni siquiera me dio aviso alguno, yo solo quise dejarla descansar una noche y fue peor. Ahora la extraño, era mi verdadero escape en las horas de descanso, disfrutaba mas sentarme frente a ella, leer, escribir y hablar con algunas amistades antes que tirarme en el sillón a relajar mi cuerpo realmente.
Que no pensó que si se iba sería contraproducente para ella? Buscaría una computadora prestada con la cual no me entendería igual o quizá la cambiaría por una nueva? Estas máquinas de hoy son difíciles de entender, no captan que son reemplazables y aún así se hacen las dignas y todavía peor es verme hablando de ella como si tuviera vida propia…a que grado de locura puedo llegar viviendo desconectada?
Música : Beth - Walk Away
Etiquetas: Vida Diaria
viernes, marzo 02, 2007
Un Instante en Cámara Lenta

Hace unos días vi la cinta de Ridley Scott “A good year”, es de esas historias que tanto disfruto leer de un libro pero que en cine pueden parecer lentas, sin embargo, la magia de la cinematografía nos lleva a viajar y conocer sitios que muchas veces solo están en nuestros sueños sin estar seguros siquiera de que existen.
Pero no voy a hablar de la historia, ni de la película en sí, sino en lo que me dejo meditando al ver las imágenes y hacerme desear tanto estar en lugares como Provenza. No conozco ese lugar en específico pero si he estado en Epernay y Giverny ubicados también en Francia. Esas típicas villas francesas tan llenas de quietud e inspiración, en donde vale la pena sentarse en un café al aire libre o en una banca de una plaza y observar en cámara lenta todo lo que te rodea.
Me acuso de no haberlo hecho así antes, y no voy a decir que no disfruté haber estado ahí sino que si hoy lo volviera a vivir me quedaría quieta apreciando más el momento, devorándomelo lentamente, absorbiendo cada partícula del aire que se respira.
A pesar de que debo decir que mi viaje a Francia realmente lo viví de inicio a fin, hoy no me parece suficiente. Soy de las personas que contempla tranquilamente un momento cuando lo disfruta al grado de que puedo volver a ese entonces con solo cerrar los ojos, percibir un olor que me lo recuerde, encontrar un objeto que haya tenido cerca en ese instante o escuchar una melodía que me remonte, aun así hoy siento que debí haberlo absorbido más. Tal vez cuando somos más jóvenes vivimos más de prisa, en muchos momentos de mi vida hubiera preferido detenerme más, irme más lento.
Recuerdo estar sentada en un pequeño café mirando la aparente soledad del pueblo, sus calles empedradas y los pequeños anuncios hechos de madera colgando afuera de sus casas en donde con un dibujo podías saber a lo que se dedicaba el dueño…zapatero, mueblero, doctor. Recuerdo esas casas hechas con Gis o Tiza, en una de las villas cercanas, sus calles empinadas donde desde cualquier punto podías ver sus campos, sin embargo no puedo recordar cual de esos escenarios era Epernay, Giverny o algunos de los pueblos por los que pasamos.
Si lo volviera a vivir, haría de ese momento algo más intenso, grabaría en mi mente cada paso, cada detalle que mi vista contemplara, no me perdería absolutamente nada, porque hoy cierro los ojos y me vuelvo a ver sentada en ese café pero además de eso desearía poder sentir el aire y percibir su olor, saber con certeza en que parte del mundo me encontraba. Es increíble que de pronto llegues a una edad en la que esos tipos de momentos se vuelven una necesidad.
Etiquetas: Memorias