Bajo la Lupa

“Cuando escribirás un cuento, que cuente las cosas que yo siento….” Hubo una época de mi vida que cantaba esta estrofa una y otra vez, sin imaginar siquiera que con el paso de los años no solo estaría escribiendo mi cuento sino que también estaría reseñando a través de un medio que en aquel entonces ni existía, como se puede viajar al pasado en tan solo dos horas y muchas canciones juntas.
Ayer volví a ser niña y adolescente, por un momento pensé que a veces uno es afortunado a esa edad porque no eres tan exigente con las cosas y simplemente las disfrutas, hubo otro instante que lo sentí incluso surrealista, estaba ahí parada en la Arena Monterrey rodeada de miles de personas, en su mayoría mujeres, coreando las canciones de Menudo, con las que crecimos y de las que ni siquiera había notado que no solo me las sabía estrofa por estrofa sino que además nunca había olvidado. Y ahí de pie, me pareció increíble ver en el escenario a esos muchachitos que a inicio de los ochentas revolucionaron el concepto de los grupos juveniles llenando estadios completos, ocasionando tumultos en aeropuertos y generando una mercadotecnia con ganancias que pocos han logrado en su género.
Era aun más surrealista ver a todas esas mujeres gritando como si fueran quinceañeras de nuevo, que conste que yo era más chica en aquel entonces, y fue cuando me deje llevar y si al inicio del concierto ya estaba bailando y cantando aun no llegaba a la mitad del mismo cuando ya me sentía de diez años nuevamente y podía verme con mis falda de tablones del colegio bailando como si nunca más volviera a bailar en mi vida.
No importa si los años han pasado, no importa si hemos ganado peso, canas y arrugas, no importa que muchos digan que estos reencuentros solo tienen como objetivo seguir generando dinero de los éxitos del pasado y la nostalgia de la gente…vale la pena vivirlo, hace diez años asistí, ayer estuve ahí y si en diez años más regresan, con bastón y menos pelo, ahí espero estar, porque se siente genial revivir y sentirse adolescente de nuevo aunque solo sea por un par de horas.

Me gustaba sentarme frente al mar, después recostarme y cerrar los ojos para sentir los rayos de sol sobre mi piel deseando que mi piel perdiera por unos días la palidez de mi color natural. Después me reincorporaba, abría los ojos y solo miraba al frente imaginando en donde era que terminaba ese inmenso océano y que habría más allá del horizonte.
Me gustaba caminar con mis pies descalzos sobre la arena, sintiendo que se hundían y caminar hacia la playa para mojarlos con el ir y venir de las olas, percibiendo su fuerza y escuchando de fondo musical nada más que el ruido de su golpe con la arena… esa era otra de mis partes favoritas, relajarme con el sonido de las olas hasta quedar dormida y aun en sueños escucharlas como si fueran una melodía intermitente.
Este verano hará tres años de la última vez que disfruté de esa paz que nos da un lugar con mar, alejarse de la vida diaria y olvidarse de que el mundo sigue corriendo en el sitio donde realmente perteneces, siento que extraño tener al inmenso océano frente a mi respirando la brisa de su agua salada mezclada con los rayos de sol.
Ha sido una larga espera y no se por cuánto tiempo más tendré que seguir esperando..”Oye Mar, quiero volver contigo”