Bajo la Lupa
sábado, septiembre 23, 2006
Siempre tendremos Paris
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Cuando pienso en Paris, la pienso en color sepia, y no es tanto porque no recuerde el colorido de sus calles, de sus flores o de sus esquinas decoradas con cajones de frutas listas para deleitar cualquier paladar o para posar ante alguna cámara, sino que en mi memoria solo puedo ilustrar Paris con un toque de bohemia, misticismo e inspiración.
Hace unos días, tan solo bastaba usar aquel perfume y cerrar los ojos para retroceder seis años atrás y verme caminando por sus calles, sus puentes y jardines. Escuchaba en mis adentros la música a base de acordeón tocando “La Vie en Rose”, casi hasta podía olfatear lo que se cocinaba dentro de sus tradicionales cafés en las banquetas y me imaginaba de nuevo sentada frente a la Opera contemplándola desde el Café de la Paix con una taza de exquisito chocolate en mi manos.
Como es que nadie se ha inventado hasta ahora un chip que nos haga regresar el tiempo y estar de nuevo en esos momentos que quedaron atrás y que solo llegan de vez en cuando con un aroma, un aniversario, una canción o una imagen que nos remonta hacia ese sitio especial, vivirlo de nuevo, pero ese mismo instante, no uno nuevo, sino ese que quedó en nuestras mentes por siempre.
Revivir el instante en que caminábamos, después de haber pasado una tarde en el Museo D’Orsay, bajo una fuerte lluvia y no nos importaba ni mojarnos ni que los zapatos se estropearan porque solo Dios sabía cuando volveríamos a estar en Paris bajo la lluvia. Revivir el estar sentados en el césped de Campos Marte contemplando el festival de luces ofrecido por la Torre Eiffel o vivir de nuevo aquel paseo nocturno en barco por el Río Sena sin mas paisaje que los principales edificios de Paris iluminados en todo su esplendor, los músicos y aquel cantante entonando nuevamente “La Vie en Rose” para que su tonada se quedara tan impregnada a mi que aun estando al otro lado del Atlántico, 6 años después me bastara con escucharla y sentir mi piel estremecerse. Como sacar de mi mente aquel día en Montmatre caminando por sus calles angostas y empedradas, y llegando hasta la plaza en donde innumerables artistas vendían y exponían su arte a quien se dejara encantar por sus dotes.
Paris, con el barullo de sus calles y de sus estaciones de metro, Champs Elysees a nuestro pies como tendiendo una alfombra para encaminar nuestros pasos hacia el Arco del Triunfo, el viento golpeando nuestros rostros en lo alto de la Torre Eiffel, aquellas tardes dormitando un poco en el Jardin des Tuileries y el encanto de una ciudad que derrocha inspiración y que nos ha mantenido hechizados desde que pisamos su suelo aquel lunes de septiembre....Siempre tendremos Paris, aunque solo sea a través de un aroma o una melodía.
Escrito por Patricia a las 11:42 p.m.
7 Comments:
Que todos los bellos momento se pudieran guardar en un chip, para poder revivirlos, sería de lo mejor.
La camara de video ayuda un poco, perola experiencia en vivo es otra cosa.
Saludos
Taren
haa que bonito, algun dia me fajare los pantalones bien x el avion e ire.
Germán Dehesa alguna vez escribió que no existe nada más maravilloso en este mundo que saber a qué huele la Capilla Sixtina en Ciudad del Vaticano. El recuerdo de esos lugares tan maravillosos, la sensación de haberlos tocado, visto, sentido, olido...
Insisto, yo aquí atorado en el freeway sin pasaporte gringo y con el mexicano ya vencido.
Stuck in a moment and I can't get out of it.
Mi blog
Que ganas de volver Paty!!!!!
Recuerdo caminar a lo largo del Sena... Paris de día, París de noche, París a toda hora, de cualquier ángulo resulta siempre cautivador..
Wow :))) que ganas de volver :)
Au revoir chère amie :))
J´adore Paris
AY! que lindos recuerdos, si hasta ganas de partir me dieron
jajajaja....
Saludos Paty!
=)
lostleemos =P
Todos tenemos "esa ciudad"... o "ese" lugar... sin duda la tuya es una de las mas romanticas por excelencia, aisssssssssssssss que recuerdos verdad?....
:D
Ay me dan mucha envidia!!!
Que ganas tengo de viajar a europa...
Y ese chip que mencionas, pagaria lo que fuera por hacer volver muchas cosas, aunque fuera por un instante.
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