Bajo la Lupa
lunes, octubre 27, 2008
Volviendo a mi espacio

Muchas veces temí que mis actividades y deberes con otros amenazaran ese único espacio que tenía conmigo misma y debo admitir que estuve a un paso de eso pero no me lo puedo permitir porque cada vez que entraba a este sitio y veía la fecha de mi último post sentí como una especie de vacío, como si de esa fecha a entonces no le hubiera dado un tiempo a mi persona, es por eso que he decidido retomar mis ideas originales, reprimir mi propia autocensura para ser más libre en lo que escribo, volver a cerrar los ojos para soñar y abrirlos para plasmarlos, ampliar mis horizontes y reducir mis temores.
Tengo mucho por ver y más aun por sentir, necesito escuchar de nuevo las notas musicales en una tormenta, en una puesta de sol, en el simple calor de mi hogar o en el mismo silencio y de seguro, aquí estaré plasmándolo de nuevo.
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jueves, octubre 02, 2008
Contando Cuentos

Es un cuento my sencillo pero aun así no es fácil cuando se trata de niños entre los dos y tres años de edad a los que les tienes que hablar claro y sin rodeos. Para empezar tenía en mis manos la versión en inglés y no lo había ensayado hasta que unas horas antes se me ocurrió intentarlo con mi pequeña de un año para ensayar, y el problema que suelo tener cuando leo en ingles y debo hablarlo en español o viceversa es que en me sale una mezcla de ambos idiomas muy extraña.
Cuando el momento llegó estaban todos los niños, alrededor de 20, sentados en semicírculo, algunos en sillitas y otros sobre sus cojines, al frente tres pequeñas sillas que serían nuestro puesto. Desde que entramos sus caritas demostraban expectativa, curiosidad. A mi hijo s ele iluminaron los ojitos, cabe mencionar que le encanta que le diga cuentos, y parecía entusiasmarle la idea de que mamá fuera a contrales una historia a sus amiguitos de clase.
Es difícil, pero a la vez es una experiencia muy agradable, y cuando uno acapara la atención de los niños segundo a segundo vas tomando más seguridad y una especie de energía tan pura que te hace sentir emoción.
Los niños con sus rostros siempre atentos, desviándose de vez en cuando entre las imágenes del libro y mi cara, dispuestos y sobre todo, esperando asombrarse con lo que escuchaban, curiosos al material que llevábamos, y ansiosos por participar en las preguntas finales. Al final, alguno que otro niño se acercó a mi silla y simplemente se sentaban o se quedaban paraditos a mi lado como deseando sentirse cerca de quien les había leído el cuento.
Para mí fue una experiencia maravillosa, muchas veces me había admirado de los famosos cuenta-cuentos y su poder para expresarse al contar una historia. Yo no soy cuenta cuentos, simplemente lo leí y ya estoy deseosa de que sea jueves de nuevo para estar frente a ellos otra vez.
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